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El packaging es un elemento fundamental en la proyección de la marca. Como tal, las mayores exigencias en su calidad técnica y visual son todo un reto en el escenario al cual se enfrenta la impresión y conversión. Como es obvio, esas mayores exigencias afectarán a buena parte de las dinámicas de la fabricación y condicionarán directa o indirectamente la productividad, los objetivos de sostenibilidad, los costes y sobre todo nuestra rentabilidad.

Siendo prácticos, el objetivo fundamental del impresor no es ganar una carrera para ver quien logra imprimir con más resolución, con más color, más rápido o más barato. El verdadero objetivo es el cumplir satisfactoriamente con los requisitos y expectativas que el cliente ha establecido al respecto de las funcionalidades del propio envase o embalaje y ante todo, hacerlo de forma consistente y rentable.

Con este escenario, los impresores están muy necesitados de alternativas que les permitan responder adecuadamente a ese reto. Para ello, tenemos la suerte de vivir en una etapa de innovación tecnológica absolutamente extraordinaria. Pero las cosas no son tan fáciles como parece, no todo lo resuelve esa innovación.

“Innovación” es una palabra que suena muy bien.

 

Cuando una empresa pretende diferenciar su portafolio de productos o servicios, rara vez no acude de inmediato la palabra “innovación” y la repite constantemente como argumento. Ciertamente todos tenemos claro que hay que innovar y hay cierta ansiedad con ello, tanta que cuando se presenta una nueva solución, difícil resulta no verla identificada en algún momento y en letras mayúsculas como “INNOVADORA!!”, como si por el simple hecho de ser algo nuevo y diferente fuese ya necesariamente algo definitivo ante una determinada necesidad.

El verdadero sentido de “innovar” es el “cambiar”, es hacer las cosas de una manera distinta a como las hemos hecho hasta ahora para intentar mejorar. Normalmente tendemos a pensar que la innovación está en lo original de una tecnología, en su diseño o en las ventajas que propone. Pero no olvidemos que, en realidad, la tecnología no es más que una herramienta que nos ayudará, mejor o peor, a superar nuestros límites o responder satisfactoriamente al reto de diferenciarse y ganar, pero somos nosotros quienes habremos de hacerla funcionar en nuestro contexto de producción.

¿Queremos diferenciarnos para ganar?, pues claro…!.

 

Pero aun siendo una obviedad, una empresa no gana porque sus procesos sean simplemente diferentes o porque invierta en una determinada tecnología, sino porque esos procesos son más eficientes que los de otros. Por lo tanto, se trata de mejorar la eficiencia en todo lo que hacemos, esa es la primera prioridad.

Si queremos ser más eficientes, no solamente tendremos que invertir en capacidad tecnológica; ¿de qué nos sirve invertir en más y más recursos tecnológicos si es posible que aún no sepamos cuáles son las barreras que nos impiden mejorar en las condiciones actuales, donde están en concreto nuestras áreas de mejora o dicho de otra forma, cuales se supone que son las razones fundamentales por las que debemos escoger una determinada alternativa?.

La eficiencia siempre es la prioridad y debe estar presente en todos los ámbitos del trabajo; ya sea en la gestión comercial, en la del diseño, en la de producción, en la logística, etc…

 

Pero es en la impresión, por sus condicionantes, donde probablemente se suelen suceder la mayor parte de las dificultades, ya que imprimir es algo muy complejo por la cantidad de variables que participan y fundamentalmente por la incertidumbre que esas variables provocan en las expectativas que tengamos del resultado.

La incertidumbre es un síntoma de ineficiencia y la ineficiencia es el gran generador de COSTE; es un agujero por donde se escapa nuestro beneficio, nuestra competitividad y nuestro futuro.

 

La eficiencia en los procesos nos permite trabajar en un entorno más predecible. Ser predecibles en la impresión es siempre uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos.

Pero hablar de predecibilidad es a veces tabú, sobre todo en flexografía, sistema de impresión ampliamente utilizado en la industria del packaging.

 

Aquí el hablar de predecebilidad es casi como hablar de milagros y como ya he dicho alguna vez, los milagros no existen en la flexografía, sobre todo teniendo en cuenta lo complejo que resulta el predecir con exactitud lo que va a suceder en un cuerpo impresor sin saber, por ejemplo, cómo se va a comportar una tinta en contacto con un polímero y un sustrato en altas velocidades.

 

Por lo tanto, no se trata únicamente de querer trabajar con más resolución, más velocidad o más color; si queremos ser más eficientes, debemos conocer mejor los factores que pueden condicionar, directa o indirectamente, el rendimiento del conjunto impresor. En este sentido, hay muchos de esos factores que están más allá de las capacidades que pueda aportar la propia tecnología; como la revisión y actualización de procedimientos, la capacitación, el mantenimiento, la calidad de la información, etc.

Debemos luchar por ser competitivos…, debemos hacer las cosas tan bien y ser tan buenos en lo que hacemos que no se nos pueda ignorar. Pero… ¿cómo llegar a ser el mejor?.

Sin duda, deberíamos empezar por trazar un plan y una meta. ¿Cuál es su plan?, ¿lo tiene decidido?. Si no lo ha hecho, tenga en cuenta que es posible que su competencia lo tenga ya y lo esté poniéndolo en práctica, por lo que no hay tiempo que perder.

Si el primer paso de su plan es conseguir mejorar sustancialmente su nivel de eficiencia porque considera que es el camino más corto hacia la rentabilidad, tenga presente el orden de prioridades. El primer recurso es la experiencia y la gestión de nuestro conocimiento como valor que nos define y diferencia de los demás. El conocimiento es la base de todo y en estos nuevos retos a los que nos enfrentamos, ese conocimiento va a ser más importante que nunca. Por lo tanto, debemos saber aprovecharlo bien, analizar nuestro grado de competencia en cada proceso e identificar donde están nuestras fortalezas y debilidades para poder actuar antes de invertir en costosas tecnologías. En otras palabras, debemos desarrollar el talento en las personas, porque no es suficiente con poner en sus manos una nueva y sofisticada herramienta; no solo tiene que haber un “porqué” y un “para qué”, debe existir un adecuado procedimiento de implementación y una formación continua.

La capacitación es una prioridad absoluta en esta nueva revolución tecnológica en la que estamos entrando bruscamente. Si no se actúa a través de ella, si no se trabaja continuamente por superar nuestros límites individuales y colectivos, si no se capacita adecuadamente a la gente para utilizar esas tecnologías correctamente, difícilmente te diferenciarás, no serás más competitivo, no crearás valor para tus clientes o para tu empresa y por descontado, tampoco generarás rentabilidad.

En definitiva, hay que cultivar el conocimiento en aquello que haces o perderás.

 

No importará si inviertes en más tecnología, en la mejor maquinaria, tinta o plancha, ya que sus prestaciones hace tiempo que superaron nuestras propias capacidades de sacarles el máximo rendimiento, por lo que el límite de ese rendimiento siempre quedará definido por el del nivel de ignorancia o conocimientos que el usuario tenga de ella.

 

Escrito y publicado por Miguel Ángel Beltrán.

 

Testigos de una revolución ecológica y funcional del packaging.

 

¿Atrás quedó el Baby Boom de los 50´s, cuando el crecimiento de la población provocó un aumento exponencial del consumo y nos empujó en las décadas posteriores a nuevos desarrollos en el envasado que permitieran atender eficientemente la enorme demanda.

 

Fue cuando el mundo empezó a conocer el concepto de envase desechable y las ventajas que este ofrecía, que permitían mejorar no solo la protección y transporte de los productos, sino también la accesibilidad al consumidor. Este contexto trajo consigo un vertiginoso desarrollo en esta industria hasta convertirla en estratégica para la sociedad por las vinculaciones que tiene con esta.

 

Toda esa evolución entraba en la lógica de entonces, pero ahora esa lógica es otra y también se refleja en nuestra industria.  Estamos en una sociedad que vive con prisa; interconectada, ansiosa y extremadamente informada.  Los hábitos de consumo cambian con rapidez, son menos predecibles que antes… Ahora las sociedades son culturalmente más diversas, complejas y difíciles de sorprender.

 

Desde el punto de vista del diseño en el packaging, esa dificultad a la hora de captar el interés del consumidor se traduce en una mayor necesidad de innovar tanto en la imagen visual como en la funcionalidad.  En este sentido hemos visto a lo largo de los años cómo gracias al desarrollo de nuevos materiales, el envase ha evolucionado desde su tradicional forma rígida hacia conceptos flexibles, permitiendo con ello una gran variedad de formas y características que responden mejor a las necesidades actuales en lo referente al impacto visual, protección del producto, costes de producción, logística o a la reducción de la huella de carbono.

 

Se buscan nuevas formas de atraer, seducir o generar seguridad en el producto y en la marca.La industria evoluciona en la medida que lo hace la propia sociedad.  Desde el punto de vista gráfico, vemos como los diseños precisan de más atractivo y de un respeto absoluto por la identidad de la marca.

 

La tendencia en el diseño apuesta ahora por la sencillez, incorporando imágenes en la que se da mayor importancia al color pero sin estridencias que afecten a la autenticidad del mensaje. Se busca la sutileza a través de la suavidad en el color y en las transiciones.  Sutileza no solo en lo visual, también en el tacto del propio envase por medio de acabados o materiales especiales.

 

El minimalismo parece ser una tendencia a futuro en el ámbito del packaging y por supuesto, un desafío adicional para el impresor. Otro concepto en auge son los materiales biodegradables desarrollados a partir de materias primas naturales.

 

El objetivo principal es la reducción drástica de la generación de residuos y del impacto en el medio ambiente, algo que están asumiendo las grandes marcas como un factor diferencial de sus productos frente a la competencia y al que se añaden otras innovaciones importantes pensadas para conectar mejor con el consumidor; como el concepto de packaging inteligente, los envases adaptados o la personalización.

 

Sin duda, estamos siendo testigos de una revolución ecológica y funcional en lo referente a la fabricación del envase y embalaje. Llegan nuevas para la que deberemos estar preparados.

 

 

 

Escrito y publicado el día 12 de Febrero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

Bienvenido al mundo real de la competitividad en la industria
de la impresión de envases.

 

¿Cómo mantener a salvo la confianza de nuestros clientes ?.

¿Cómo podemos mantenerlo fiel a pesar del ataque constante de nuestros competidores ?.

 

Tradicionalmente, la base sobre la que se asienta la fidelidad de los clientes siempre se ha basado en el mantenimiento de un equilibrio adecuado entre Calidad, Precio y Servicio, pero si sólo uno de estos pilares es débil, esa situación finalmente conducirá al cliente a tener la tentación de probar otras opciones o directamente a aceptar otras ofertas en la convicción de que la confianza se rompió. Esta es la realidad de la delicada relación actual entre el cliente y el proveedor.

 

Hay una regla que casi nunca falla, sobre todo en Artes Gráficas; competir con un precio bajo en frente del cliente es en la mayoría de los casos debido al hecho de que la propuesta no proporciona suficiente valor para diferenciarse. Por otra parte, que la compra de un servicio o solución prioriza el precio por encima del valor que ellos son capaces de generar, probablemente se conseguirá lo contrario a lo esperado. Es hora de nuevos enfoques ...; el escenario decorado se ha vuelto diferente y algunas personas todavía no han dado cuenta de ello.

Ellos no han percibido el cambio y no están preparados.

 

No han renovado los conceptos y no han actualizado sus estrategias. Ellos se han relajado a sí mismos en el éxito, por lo que podrían ser los siguientes en sucumbir. De hecho, el principal riesgo de mantener una alta cuota de mercado durante mucho tiempo es pensar que se está por encima de los otros, como dueños de un producto o un servicio superior e imbatible. Una manera lenta pero segura a la muerte. Esa debacle comienza cuando perdemos de vista la realidad ...;  "Todas las posiciones de liderazgo son efímeras desde una perspectiva de mercado".

 

En la industria del embalaje, la actual dinámica no se ejecuta como en un crucero por el río, más bien es un viaje arriesgado en canoa cayendo a través de aguas turbulentas en las que debemos estar constantemente atentos si no queremos volcar. Competir eficazmente en el mercado actual requiere un gran compromiso ...; la optimización de la actividad en la organización para centrarse "más que nunca" en una relación satisfactoria con los clientes.

 

El objetivo es anticiparse a sus necesidades, ser eficaz y eficiente, evitar al fracaso ... Pero, ¿cómo podemos hacer eso sin salir de nuestra burbuja cómoda como líderes del mercado?

 

El cliente NO nos va a comprar porque somos el mejor, el más grande, el más inteligente o el que tiene una brillante reputación corporativa. El cliente nos va a comprar si percibe ventajas competitivas que resuelven problemas y agregan valor.

 

El resto hoy en día; Es secundario.   ¡Bienvenido al mundo real!.

 

 

Escrito y publicado el día 27 de Enero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

¿Cómo vender valor al cliente si no entendemos lo que
significa el valor para él?.

 

En el sector del packaging, al igual que en otros muchos, se da una circunstancia común en lo referente a la comercialización de tecnologías…, “el concepto no se vende por sí mismo, hay que contextualizarlo correctamente frente a las necesidades y prioridades del cliente”.

 

En base a esto, tendríamos que empezar por hacernos una sencilla pregunta… ¿Cuál es el motivo por el que ese cliente debería elegir mi solución en lugar de la que proponen otros?. O dicho de otra manera algo más empática…, ¿cómo puedo garantizarle la generación de más valor que mi competencia?.Este enfoque puede determinar buena parte de las posibilidades de éxito, pero…, ¿cuál debe ser entonces la estrategia?, ¿cómo actuar?, ¿cómo ofrecer planteamientos adecuados?.Hay quien entiende que obtener el éxito comercial en este ámbito pasa por hacer cuantas más visitas mejor, cuantos más pretenciosos eslóganes mejor o cuantas más promesas mejor…Sin embargo, el verdadero éxito no lo determinará el alcanzar la ansiada firma del contrato, sino la relación futura con el cliente, la cual quedará condicionada por el cumplimiento de todo lo propuesto previamente a lo largo del proceso y de cómo esto sea percibido.

 

Hay una expresión clásica en la representación comercial que viene a decir algo así…”el objetivo no es cerrar una venta sino ganar un cliente y conseguir fidelizarlo” por lo que, desde mi punto de vista, lo primero que debemos evitar es decepcionarle. En este sentido y en lo concerniente a la comercialización de tecnologías para la producción gráfica, la clave para ello está en contar con una buena información y establecer una buena comunicación con él…, no es posible ofrecer soluciones correctas si no sabemos nada o casi nada del cliente. Dicho de otra forma, ¿cómo podemos pretender ofrecerle herramientas que le generen valor si no entendemos lo que representa el valor para él?.

 

Por poner algún ejemplo…, hablar de calidad en la impresión como el factor diferenciador de nuestro producto tiene mucho sentido, pero… ¿de qué sirve obtener una gran calidad si no somos productivos?.

 

Por otra parte…, el hablar de productividad en la impresión como factor diferenciador puede ser determinante para convencer al cliente, sí…; pero… ¿de qué sirve la productividad si no somos rentables?.

 

Por lo tanto…, ¿cómo pretendemos garantizar al cliente calidad, productividad y rentabilidad con nuestro producto si no sabemos qué factores determinarán su rendimiento en ese contexto particular de producción?.Desde el punto de vista de la comercialización de tecnologías, el enfoque correcto hacia el cliente debe partir de una información de calidad y una correcta valoración e interpretación de la misma. Por lo tanto…, no estamos hablando de la simple labor de un consultor comercial, sino también de capacidad de análisis y transversalidad en su labor.

 

Saber comunicar con honestidad y claridad la proposición de valor de nuestro producto y crear interés con ello es fundamental. Ser capaz de predecir, a través de la experiencia y de la gestión, cómo esa proposición garantizará la aportación de más valor al cliente es lo que realmente identifica a un verdadero consultor de ventas.

 

 

Escrito y publicado el día 27 de Enero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

¿Qué está pasando con la eficiencia y los beneficios 
en la impresión Flexografíca?

 

Muchos años después del salto realizado por la Flexografía con la introducción de planchas digitales (LAM), ahora estamos viendo cómo el desarrollo de nuevos conceptos en la pre-impresión y los sistemas mecánicos están definitivamente conduciendo este sistema de impresión a ser una alternativa real al huecograbado en prácticamente todas las aplicaciones , ya que es capaz de ofrecer un nivel de calidad similar o incluso mejor, pero con sus propias ventajas competitivas adicionales.

 

Hace un par de años, en una discusión interesante con un importante cliente español, le expliqué mi percepción de que nuestro sector ha sido testigo y beneficiario de esta gran evolución, pero también víctima de sus propios defectos adquiridos después de tantos años de trabajo sin un preciso procedimiento, debido a las dificultades para implementar un estándar de impresión en este sistema.

 

Lo que quiero decir es que muchas personas han malinterpretado las innovaciones frente a los nuevos desafíos para hoy en el sector de la flexografía ..., tanto es así que existe la tendencia a gastar esfuerzos, tiempo y dinero para adquirir "en este momento" nuevas y revolucionarias herramientas antes de haber entendido lo que está sucediendo exactamente en sus prensas flexográficas con el fin de definir cuáles de estas herramientas son exactamente lo que necesitan, y cómo se deben implementar para "asegurar" el rendimiento que sin duda,

pueden generar.

 

Por otro lado, creo que a veces hay una visión equivocada sobre cual es nuestro verdadero objetivo. De hecho, parece que hay algo que no a sido aún plenamente entendido. No estamos tratando de imprimir "como/igual" que en huecograbado, este no es nuestro objetivo final y estas innovaciones no están diseñadas para hacer frente a esto. Debemos a nuestos clientes impresiónes de alta calidad, por supuesto ... pero la "calidad" es algo más que imprimir a 175 lpi con rango tonal completo.

 

El verdadero significado de "alta calidad" en flexografía es ser capaz de asegurar en todos los requerimientos de los clientes, un trabajo consistente, pero teniendo en cuenta que tenemos que hacerlo en consonancia con nuestras necesidades de sostenibilidad, ahorro de costes y beneficios.

 

Pero este es un tema delicado ... Si usted propone esta pregunta a las personas que deciden ¿Qué pasa con la eficiencia y el beneficio en flexografía? La respuesta podría ser "estamos trabajando en nuestra producción enfocada a ser más eficientes y rentables, por supuesto".

 

Pero luego te das cuenta de que el primer paso que se da es conseguir irremediablemente reducir lo más posible los costos en pre-prensa, porque se trata de una solución rápida, consiguiendo más beneficios basados en el hecho de que esta parte específica de la producción se encuentra en la mayoría de los casos realizados por servicios externos al impresor flexográfico.
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Esto podría ser una solución, sin duda. Pero ..., ¿no tiene sentido poner en riesgo el rendimiento de la impresión y la confianza de nuestros clientes tratando de conseguir precios óptimos en el costo de las placas o es mejor realizar un trabajo en conjunto con el servicio de preimpresión para mejorar la productividad y la eficiencia a través de una aplicación adecuada, un control preciso de los parámetros y una estandarización del proceso de impresión?.

Los factores claves que nos pueden ayudar a obtener beneficios en la prensa se basa en ciencia cierta en nuestra capacidad de ser eficaz para reducir el tiempo, la energía y los residuos en la prensa. Esta debe ser la prioridad.

 

"En el proceso de impresión Flexográfico, no se trata sólo de innovación, se trata también de conseguir una actitud y un enfoque profesional, óptimos ..."

 

 

Escrito y publicado el día 19 de Enero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

Lo que nos hace diferentes, mejores y excepcionales en la industria gráfica…

 

En un sector tan diverso como el de la industria gráfica, en el que existen tantos escenarios distintos y en el que se presentan situaciones tan complejas, la competitividad de las empresas supone un reto de difícil superación teniendo en cuenta que estamos ante un mercado vivo, dinámico, exigente y complejo, muy complejo…

Superar este escenario no es algo fácil para el impresor, quien se enfrenta a la necesidad de trabajar bajo mayores presiones del cliente y de la competencia, a las cargas fiscales, a las normativas medioambientales, al incremento del precio de las materias primas, a la inexistencia de una cierta regularidad en cuanto a la demanda de fabricación, a unos plazos de entrega incoherentes y a tantas otras dificultades.

 

¿Y qué decimos de los requisitos de calidad? Atrás quedaron aquellos tiempos en los que había un cierto margen de tolerancia en el resultado; se asumían pequeñas variaciones o algunos defectos típicos en la impresión como propios de las limitaciones técnicas en el sistema utilizado y ciertamente era así. Pero esa situación ha cambiado definitivamente y ahora el comprador de impresión no lo acepta; exige el cumplimiento de sus requisitos y estos deben garantizarse independientemente del sistema de impresión con el que se haya llevado a cabo el trabajo. Todo un desafío para la rentabilidad del impresor.

 

La clave en todo esto suele ser la eficiencia… Y es que a nadie se le escapa que la mejor alternativa para luchar en ese “escenario infernal” es el trabajar sin tregua por ser más “eficientes” y hasta ahí todos lo entendemos…; de hecho, todos nos declaramos entregados en cuerpo y alma a esa cruzada. Sin embargo, es habitual que acabemos engullidos por la misma mecánica de siempre; la del querer fabricar, entregar y facturar el trabajo al cliente lo más rápido posible y caer en la tentación de “dejarnos de zarandajas, que el cliente tiene prisa”.

 

Y así…, inmersos en la frenética labor de no parar las máquinas en ningún momento, se va abandonando poco a poco el buen análisis del trabajo y vamos sacrificando los puntos de referencia que nos permiten comparar y determinar si hay alguna grieta por donde se nos escapa algo tan importante como es el beneficio, ese concepto que determina si una empresa puede crecer en el futuro o sucumbir a una mediocridad que no le permitirá competir en este nuevo escenario y posiblemente la hará desaparecer.

 

Más allá de la eficiencia y la productividad, lo que realmente nos hace diferentes, mejores, excepcionales…, no es nuestra capacidad de producir más, sino la de generar valor en aquello que producimos. El valor que percibe nuestro cliente de aquello que hacemos se materializa a través del cumplimiento de sus requerimientos y expectativas, el nuestro lo hace en forma de rentabilidad, que es lo que le da un sentido a todo negocio. Pero lo fundamental es entender que ninguno de ellos tiene una razón de ser sin el otro.

 

Escrito y publicado el día 12 de Enero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

Los Milagros

Los milagros no existen en flexografía.

 

Las marcas exigen al convertidor de envase y embalaje el cumplimiento de determinados parámetros que no son negociables; la definición y uniformidad de la imagen de marca y producto, una alta calidad constante y predecible, reducción de mermas y costes de producción, sostenibilidad… , todos ellos son aspectos absolutamente críticos y que se deben garantizar. Eso sí…, esa garantía no puede ser a costa de la rentabilidad del impresor.Cierto es que no se presenta una misma situación en todos los impresores y el orden de prioridades puede presentar ciertos matices entre ellos.

 

En cualquier caso y ante la necesidad de ser competitivos, la plancha flexográfica tiene sin duda un papel fundamental, ya que es uno de los elementos del proceso de impresión que más condicionará la eficiencia y el resultado final de la producción, tanto desde el punto de vista de la calidad como en los de mermas y rentabilidad.Y aquí es cuando hablamos de la influencia de las variables en ese proceso. Esas famosas y temidas variables de la flexografía que condicionan los resultados y la productividad, nos hacen menos efectivos, incrementan nuestras mermas, el consumo de tiempo y de energía. En consecuencia, son causantes directos de la reducción de nuestros márgenes y de la pérdida de competitividad.

 

En este sentido, las variables que más nos afectan se producen en el cuerpo impresor y tienen que ver con el proceso de transmisión de la imagen al sustrato. Es decir, el momento en el cual la imagen reproducida en la plancha entra en contacto con la tinta del anilox, la retiene, la transporta y la deposita en él. Por lo tanto, cuando se menciona la plancha como un factor crítico en la generación de esas variables, no se está hablando únicamente de la resolución de la imagen en ella, ni de si está reproducida con mayor o menor lineatura, con una u otra estructura de punto o tratamiento superficial…, ya que estos son aspectos que hoy en día están más o menos bien resueltos en general. A lo que nos referimos es a su capacidad real de transmitir, íntegramente y con precisión, la imagen reproducida en ella a través de su contacto con la tinta y el sustrato, hacerlo además en altas velocidades, con un rendimiento constante y en un entorno que no podemos controlar en su totalidad.

 

Tengamos claro que de poco sirve haber reproducido una imagen con una definición de miles de pixels por pulgada si luego no somos capaces de generar transiciones tonales y color con ella. Recordemos que el color no lo genera la plancha, lo genera la pigmentación de la tinta y su capacidad de cubrir la superficie del sustrato, la plancha se limita a hacer de medio de transporte. Y es en el desempeño de esa labor donde justamente reside el principal desafío, ya que sin color y sin la generación de valores tonales no vamos a ninguna parte en lo que a la impresión se refiere.Sin lugar a dudas, ser capaces de hacer esto de manera eficiente, sin que unas variaciones en la impresión provocadas por una pérdida de densidad o una ganancia excesiva de tono nos obliguen a parar la máquina y a tener que afrontar las consecuencias derivadas de ello, es la mejor manera de reducir los costos de producción y de paso, también de cumplir con nuestros objetivos medioambientales.

 

Por lo tanto, conviene reflexionar a la hora de decidir qué hacer, cómo y con qué herramientas. Esta es la verdadera clave, ya que desde el punto de vista de la preimpresión flexográfica, no existe la herramienta definitiva capaz de responder ante cualquier circunstancia durante la tirada. No existen los milagros en la impresión flexográfica; la experiencia, el procedimiento y la adaptación siguen siendo el único camino.

 

Escrito y publicado el día 11 de Enero de 2016 por Miguel Ángel Beltrán.

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