Van pasando los años, nos hacemos mayores mientras acumulamos experiencias, éxitos, golpes y frustraciones.
Y sí, el tiempo va pasando inexorablemente y se diría que tan rápido que los días suelen acabar con esa sensación del trabajo no completado, del tiempo no aprovechado.
Te levantas pensando en qué nuevas dificultades vendrán, en lo que le dirás a tu cliente, en qué forma deberás afrontar sus exigencias, en qué puedes hacer para superar los obstáculos que te impiden responder eficazmente a ellas.
Y no es nada fácil, sobre todo cuando te has propuesto ser paciente, ético, respetuoso y honesto con los demás y también contigo mismo.
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